Cuando el apetito se siente de manera exagerada y se está produciendo un aumento progresivo o acelerado del peso, resulta conveniente tomar algunas medidas prácticas y cotidianas que contribuyan a regularlo:
- Comer lentamente y masticar bien los alimentos dan tiempo a que las sustancias químicas que cortan el apetito realicen su trabajo.
- Limitar la variedad de alimentos a pescado, pollo, carne magra, ensaladas, frutas y harinas integrales. Los dulces producen una reacción refleja de disminuir los niveles de azúcar en sangre y estimulan mayor consumo de dulces, por lo cual deben evitarse.
- Dormir bien es importante para controlar el apetito, ya que trasnochar aumenta la producción de “grelina” la hormona del hambre y disminuye la “leptina”, uno de los mensajeros químicos de la saciedad.
- Respetar los horarios de comidas a desayuno, almuerzo, comida, media mañana y media tarde, ya que esto regula los niveles de azúcar en sangre, y dan sensación de saciedad permanente, al mismo tiempo que aumenta el metabolismo.
- Hacer ejercicio regula las necesidades energéticas. Por otro lado, el sedentarismo produce ansiedad de comer más.
- Consumir abundante cantidad de alimentos ricos en fibra como las verduras, las frutas, los granos y las harinas integrales dan mayor sensación de saciedad durante más tiempo.
Hoy en día, el apetito corre el riesgo de convertirse en una preocupación cuando debería contribuir a la salud y al placer de vivir. Es hora de reivindicarlo en lugar de pelearse con él. ¡De hecho, reconciliándonos con nuestro apetito hacemos las paces con nosotras mismas!